Descripción
Todos somos hijos de esa personificación de la felicidad suprema. Debemos intentar comprender esta verdad. No debemos pelearnos con los de otras creencias religiosas. La única religión verdadera del alma es el amor, y esa religión es una sin segunda. Debemos tratar de amarnos los unos a los otros, y de esta manera la gente puede vivir felizmente en este mundo.
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